Opinión: ROCO- Rafael Abelardo Romaña
Notas de la Redacción: ROCO. feliz cumpleaños número 80, para La Chiva de Urabá, siempre será un placer reproducir tus garabatos gramaticales.
Gracias Dios por haberme permitido llegar hasta el ocaso de mi vida, con salud y con la conciencia plena de que viví bien a mi manera sin importar las circunstancias las cuales en tiempo, modo y lugar son inevitables; tuve yerros, pero mayores fueron los aciertos…Infortunadamente como humanos somos malos para aplaudir los éxitos ajenos, pero viga en el ojo ajeno para censurar, a veces escondiendo nuestras propias taras.
Me equivoqué una vez y pagué caro ese error, la justicia dio su veredicto por lo que no se me puede juzgar dos veces, pero irónicamente hay quienes me condenan cada vez que no complazco sus deseos políticos, como si la política en este país fuera una ciencia del respeto, la tolerancia y un nicho de virtudes. A mí no me duele ni tengo de que arrepentirme, pero pregunto: ¿Por qué se la cobran a mis hijos; si ellos tienen su mecánica viviente de otra forma? He visto personajes ensañados sobre ellos sin clemencia.
Amo a mis amigos hasta el cansancio y extraño la presencia de quienes se fueron en réquiem en sus tumbas. Amo a mis paisanos y no me importa el concepto que tengan sobre mí, aplaudo a los que han triunfado en la vida y soy solidario en sus desgracias.
he recibido favores oportunos y eficientes de mucha gente, y no llevo el registro espiritual de las veces que el samaritano que llevamos dentro ha hecho su obra. He amado y me han amado. Agradezco a la Providencia las veces que he encontrado pechos amorosos donde he podido recostar la cabeza y celebrar mis triunfos o consolar mis derrotas en silencio.
Agradezco a los vientres que me dieron hijos, siempre bien llegados con su historia, a las que me han acompañado por la senda de placeres y secretos. Amar en simultánea no es fácil, pero es más difícil no amar a quien te ama, y como no he sido mentiroso antes era un defecto, ahora es una virtud ante todo de los que ostentan poder. En aras de esa verdad ya el paraíso donde solo estaban Adán y Eva se acabó, lo que no se acaba es la hipocresía de negarlo todo.
Amo el mar y la tierra que por ventura piso, amo mi edad no como algo inevitable, sino que los años me han permitido conocer la variopinta sociedad que me acompaña.
A mi edad no quiero efímeras lisonjas, solo respeto, no quiero indultos por los errores cometidos, solo deseo tolerancia. A mi edad no tengo miedo ni soy cobarde como lo expresa alguien en cada esquina, solo soy responsable al no dejar a mi familia metida en una guerra sin razón donde nadie ganará.
A Nohemy; solo gracias. Lo demás es un inventario honesto de nuestras vidas que solo a ella y a mí nos interesa.
A veces, muchas veces subo a la colina de mi espíritu, cierro los ojos y veo con calma, la calma que dan los años y veo con sorpresa a quienes en silencio y sin aspavientos siempre estuvieron a mi lado con razón o sin ella. Aquí estoy ligero de equipaje preparado para cuando llegue la parca o el Alzheimer. Aquí siempre entre ustedes disfrutando del resto de mi vida a mi manera, bajo la voluntad del Creador.
Solo sé que amo la vida y sus placeres, amo a la música y a las mujeres, como amo bailar, controvertir, escribir y mirar en cada rostro sus manifestaciones síquicas y de comportamiento ciudadano.
No soy nada distinto a la sociedad donde me muevo en su andar y mecánica humana, lástima que no me tocará la inteligencia artificial para seguir escribiendo garabatos a su manera.
Gracias-Roco.