OPINIÓN | JAIRO BANQUETT
Comunicador social periodista
Ambos se buscaron los votos imponiéndoles sellos personales; Daflis es producto de un proceso político perseverante comenzado en la última década del siglo pasado, cuando con ímpetu juvenil llegó al Concejo de Turbo por primera vez en 1992, lo hizo de manera independiente, con la bandera de la Fundación Universitaria, y de la necesidad de la construcción del Puerto. Es tanta la pasión que le pone a las cosas en las que cree, que se ganó desde entonces el remoquete del “Loquito Daflis”.
Con Daflis, a pesar de las pocas diferencias que tengamos, nos consideramos libres pensadores.
A Camilo Calle lo conozco menos, pero sé que empezó a pisar fuerte desde la aspiración a la Gobernación de Antioquia de Sergio Fajardo, y siempre he reconocido en público y privado que la Región tendrá que hablar de él durante muchos años en la vida política.
Es un joven profesional, fogoso, estudioso, apasionado, con quien coincidí en la lucha frontal contra los peajes, que lo llevó a que su jefe, a quien había ayudado a llegar al poder, lo echara del puesto de secretario de Gobierno que ostentaba en la Alcaldía de Carepa.
Dejó la burocracia y se fue a marchar al lado de los intereses de la mayoría de Urabá que exigíamos la salida de los peajes del Eje Bananero. Ahí creció su personalidad política y se ganó el corazón de mucha gente, y cuando todos creíamos que sería Alcalde de Carepa se montó en el bus de la Asamblea de Antioquia.
Daflis en una bicicleta con un anuncio, que al final fue casi su única propaganda política, se subía a las tarimas de todos los candidatos a la Alcaldía de Turbo, en donde en algunas ocasiones solo faltó que lo bajaran a sombrillazos. Pero él insistía, nunca se dio por vencido, hasta que corrió el voz a voz y la gente lo aceptó como su representante a la Asamblea de Antioquia. Gracias a su perseverancia y los votos de Turbo es diputado.
Mientras que a Calle lo veíamos informando por redes sociales su reality de las visitas a los pueblos de Antioquia, estuvo en 96 municipios y nos calló la boca a quienes no le creíamos a su estrategia de campaña. Visitaba a los líderes jóvenes, naturales de las comunidades, hacía alianzas, recogía el trabajo de líderes de la Alianza Verde y de Compromiso Ciudadano de Antioquia, y fue el primero en anunciar, sin ninguna duda al amanecer del 28 de octubre de 2019, que era diputado.
Refrito la historia de estos dos quijotes porque me siento representado en un Daflis peleador e insistente, quien logró hacerse elegir como segundo Vicepresidente de la encopetada Asamblea de Antioquia, y Calle con la más alta diplomacia, pero con contundencia, dejó una constancia histórica en la conciencia de los diputados, a quienes cuestionó porque llegan a las sesiones con decisiones prefabricadas, prepagas y les dijo que él podría ser luz en sus cuartos oscuros: “Los cuartos oscuros no pueden permanecer oscuros toda la vida. Fuimos elegidos para darle #UnNuevoHorizonte a nuestro departamento, no para condenarlo. Nosotros llegamos aquí para trabajar de cara a la comunidad, a representarlos, no para darles la espalda”.
Daflis y Camilo son huesos duros de roer, ojalá que sigan resistiendo a las engañosas mieles de la corrupción, para que no sean flor de un día sino los caracterizados voceros que se ganaron un cupo en la Asamblea por sus propios méritos y por estar al lado del pueblo que derrotó a los poderosos dueños de los peajes.