José Luis Córdoba Martínez, de 24 años, se fue en octubre del 2022 de Apartadó, Antioquia, Colombia, dispuesto a cruzar el llamado Tapón del Darién en busca del sueño americano.
Primero se asentó en casa de familiares en Acandí, Chocó, y para financiarse y ensañar la travesía se puso a cargar las mochilas de migrantes por las montañas, por esa labor ganaba entre 150 y 200 dólares al día.
Con los ahorros que hizo en un mes, continúo camino a los Estados Unidos.
Córdoba le dijo a La Chiva de Urabá, que en el camino encontró a personas agresivas y policías que roban a los migrantes, especialmente en Guatemala, donde los uniformados golpeaban a quienes no llevaban dinero.
En Tapachula, Chiapas, México, esperó dos meses y medio para obtener una visa humanitaria: “Un haitiano me ayudó a sobrevivir durante ese tiempo”, dijo.
Con la visa llegó a la frontera con Estados Unidos, donde se entregó a las autoridades migratorias. Fue llevado a un lugar conocido como «La Hielera», durante cuatro días antes de ser trasladado a la prisión de CoreCivic en Houston, Texas.
Después de pasar 30 días en ese lugar, pasó, lo que llamó “una entrevista de miedo” y pasó, en seguida venció el desafío de encontrar a alguien que lo recibiera en Estados Unidos o sería deportado.
Entre los demás migrantes presos, un ecuatoriano, que también iba a ser deportado lo ayudó a encontrar trabajo y donde quedarse, en ese recorrido gastó 1.200 dólares, unos 4.481.640 pesos colombianos.
Al momento de escribir esta nota José Luis, estaba en Waterbury, estado de Connecticut, Estados Unidos, trabajando en un restaurante.
“Estoy feliz, logré pasar, trabajaré duro por mis sueños y espero ayudar a mi familia” le aseguró a La Chiva de Urabá.