EDITORIAL | La Chiva de Urabá
Hace años, cuando el fenómeno de las pandillas comenzó a tomar fuerza, La Chiva de Urabá denunció ese fenómeno, y de inmediato algunos líderes del Puerto adelantaron campañas en contra del medio, porque según ellos, se estaba estigmatizando. Esos líderes adelantaron la política del avestruz en vez de enfrentar el problema y tratar de ponerle freno.
Los pela’os se fueron envalentonando, crecieron, profirieron amenazas hasta el punto de que el Periódico, para salvaguardar la integridad de los reporteros, optó por no tener a nadie visible en Turbo.
Cada vez que peleaban se macheteaban y atracaban, para nuestro medio era un reto ponerlo en común.
El gobierno anterior hizo esfuerzos para encontrar salidas a la problemática, pero utilizaron al Instituto Imupronj para legalizar dineros que no cumplieron con su objeto social, de postre terminaron liquidando al Instituto y desperdiciaron el acumulado histórico del conocimiento de la problemática juvenil de líderes de la talla de Martha Moreno.
Este año, el alcalde Maturana, a pesar de su discurso romántico de que los jóvenes en conflicto son víctimas, se propuso que en sus primeros 100 días de gobierno no hubiese un solo homicidio, como no debería haber de nadie, pero los muchachos en vez de responder positivamente a su Alcalde, se pusieron de ruana el pueblo con su robadera descarada.
Se hace necesario la unidad de Turbo, aunque la problemática en menos proporción también se vive en Apartadó, Carepa y Chigorodó, hay que brindarle oportunidades a quienes quieran aceptarlas, y mano dura a través de la judicialización efectiva para quienes no acepten las normas sociales, pues cada crimen tiene que ser castigado.
Turbo necesita de todos los que se dicen líderes, de las familias, educadores, cristianos, concejales, el Alcalde y todos los empleados, porque los turbeños y urabaenses merecemos visitar, caminar nuestras calles y abrir los negocios sin miedo.